viernes, 12 de septiembre de 2008

¡Viva la Vida!

Ese es el nombre de un curiosísimo restaurante vegetariano en plena calle de Huertas (Madrid). Como se puede ver en la foto, uno de los grandes atractivos es comer, literalmente, en la calle. Viva la vida es un pequeño establecimiento (existe alguno más en Madrid, al menos en La Latina) que presenta  una variada oferta vegetariana. Se trata de un buffet libre que cobran al peso del plato. Así que cuanto más comas, más pagas y viceversa. Es una maravilla con el buen tiempo sentarte en sus bancos o, incluso, en la misma calle, y disfrutar de una comida distinta viendo la vida  tranquila de Huertas de día.

Hay ensaladas, arroces, lasañas, pasteles, croquetas y multitud de cosas más que desconozco lo que eran, pero estaban buenísimas (Como el rollito de aquí abajo... increíble).

Naturalmente, un plato así sale como por 10 euros, pero también porque  hay de todo (y de este sobró, aunque no me guste reconocerlo), porque aunque parezca que no, llena.


De cualquier manera, un acercamiento distinto, desenfadado, casi bohemio y absolutamente delicioso se encuentra al alcance de la mano en el Viva la vida, para todo el que quiera acercarse. Totalmente recomendable hasta para los escépticos con "los vegetarianismos".

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Penthouse party

Uno de los grandes descubrimientos que se pueden hacer en el centro madrileño es La Casa de Granada. A este nombre responde un maravilloso local situado en ¡un ático!  junto a la Plaza de Tirso de Molina (Calle Dr. Cortezo, 17). 

Nada más llegar ya es cautivador, hay que tocar el timbre de la quinta planta en el portal para que te abran, una vez dentro tienes que encomendarte al ascensor más tétrico de la Villa y Corte hasta llegar al último piso, donde  puedes leer claramente: "Casa de Granada, aquí se cultiva la amistad". Eso ya merece la pena, pero cuando ves que tienen un fantástico balcón con vistas  a Tirso de Molina y, por tanto, a todo el sur de Madrid, sabes que has dado con un sitio especial.

La Casa de Granada abre todos los días desde el mediodía hasta medianoche. Destaca por servir cerveza Alhambra - con Ambar y Mahou, las mejores de España - y dar suculentas raciones. A mi me vuelven loco las Panderetas. Una de  ellas es precisamente la de la foto: Un buen surtido de patatas, alitas de pollo y diferentes salsas. Son de resaltar también sus boquerones fritos y su ensalada de tomate y ventresca. 

Sin embargo, lo mejor de todo es el ambiente. No hay nada como subir a su balcón al atardecer y tomarte una Alhambra con la puesta de sol. Hay que hacer cola en las mesas de dentro para acceder a las de la terraza, pero puedes estar de pie, apoyado en la barandilla perfectamente. Es recomendable ir pronto, ya que siempre está hasta los topes y vigilar que el camarero grite tu nombre (para las mesas de fuera) y no te enteres. Salvo eso, allí sólo queda disfrutar y salir siempre con unas cuantas cervezas de más, lo cual es inevitable. 

Cosas de cultivar la amistad, ¿no?