Si hay algo que destaca en el barrio madrileño de Aluche, por encima de todas las cosas es una casa en particular de la calle Camarena, en el número 71 para ser exactos. Allí viven mis compadres Sancho y Luque y, para ser justos, diremos que si algo tiene entrar en su casa, es que te sientes como en la tuya. Bueno, en la foto no aparece Luque, pero en sustitución lo hace otro turolense de pro, Esteban. Y no es Camarena, 71, pero es La Casa de Granada, que es igualmente válida.
¡Qué voy a decir de las bondades de estos personajes extraordinarios! ¡Si hasta son familia mía! Pero baste, con que nada más entrar, Sancho ya te atiborra de regañaos, trenzas, salchichas, longanizas, chorizos, delicias de teruel y demás productos de su tierra. El otro día nos brindó una fideguá de su madre que estaba para chuparse los dedos. Desde esta humilde página un saludo para Tina.
Desde hace tiempo, soy un asiduo a su casa. Yo suelo llegar a la hora del vermut, como a mi me gusta, lo justo para preparar unos gin-tonics bien suaves antes de comer y empezar de buena gana. Normalmente, Luque no dice nada, pero sé que los quiere. Sancho suele negarse, pero se le convence con rapidez. Otros habitantes de la casa, como Pablo (la conexión argentina) son más sensatos y huyen de las tentaciones.
Y claro, después de comer opíparamente, más gin-tonics. Y los preparo así, como en la foto. En copa y con cortecica de limón tan solo, nada de pulpa.
Además, mientras los preparas, puedes ver por la ventana de la cocina las montañas en el horizonte, así, la melancolía de esta primavera se lleva mejor.
A todo el que pueda, que no dude en contactar con tan ilustres personas, pues créanme señores del jurado que pocos lugares con tanta calidad y tanta calidez encontraran en esta tierra. Sobre todo en una ciudad satánica como Madrid.