Uno de los grandes descubrimientos que se pueden hacer en el centro madrileño es La Casa de Granada. A este nombre responde un maravilloso local situado en ¡un ático! junto a la Plaza de Tirso de Molina (Calle Dr. Cortezo, 17).
Nada más llegar ya es cautivador, hay que tocar el timbre de la quinta planta en el portal para que te abran, una vez dentro tienes que encomendarte al ascensor más tétrico de la Villa y Corte hasta llegar al último piso, donde puedes leer claramente: "Casa de Granada, aquí se cultiva la amistad". Eso ya merece la pena, pero cuando ves que tienen un fantástico balcón con vistas a Tirso de Molina y, por tanto, a todo el sur de Madrid, sabes que has dado con un sitio especial.
La Casa de Granada abre todos los días desde el mediodía hasta medianoche. Destaca por servir cerveza Alhambra - con Ambar y Mahou, las mejores de España - y dar suculentas raciones. A mi me vuelven loco las Panderetas. Una de ellas es precisamente la de la foto: Un buen surtido de patatas, alitas de pollo y diferentes salsas. Son de resaltar también sus boquerones fritos y su ensalada de tomate y ventresca.
Sin embargo, lo mejor de todo es el ambiente. No hay nada como subir a su balcón al atardecer y tomarte una Alhambra con la puesta de sol. Hay que hacer cola en las mesas de dentro para acceder a las de la terraza, pero puedes estar de pie, apoyado en la barandilla perfectamente. Es recomendable ir pronto, ya que siempre está hasta los topes y vigilar que el camarero grite tu nombre (para las mesas de fuera) y no te enteres. Salvo eso, allí sólo queda disfrutar y salir siempre con unas cuantas cervezas de más, lo cual es inevitable.
Cosas de cultivar la amistad, ¿no?
No hay comentarios:
Publicar un comentario