Tras un fin de semana en Donosti, nada como hacer una buena defensa de su casco histórico, o como más se le conoce Lo Viejo. Lo pongo así, con mayúsculas, porque es fundamental.
En su día ya hablamos del Juantxo, que es un gran lugar donde darle bien a los bocatas de tortilla, sin embargo, hay multitud de opciones entre las callejuelas. El Sport es también una muy recomendable opción, en Gros, el Motor Club también ofrece unos suculentos pintxos. Y las posibilidades se extienden al infinito, sobre todo si además cuentas con las suerte de tener amigos de allí, que son de las gentes más amigables del planeta, y te metes una barbacoa entre pecho y espalda de quitar el hipo. Sin más, acudir a Donosti en momentos como el Festival de Cine es impagable, el cartel de este año lo dice todo:
Además, la oferta nocturna es siempre recomendable. Este año mi descubrimiento ha sido el Atabal, el garito más punky y más duro de todo Donosti y, como ocurre en estas ocasiones, un auténtico reducto de paz. El Be bop, donde todo dios acaba, sin embargo es para pegarte un tiro, a pesar de que dentro de lo cierra tarde, está bien.
Hay muchos sitios más, por supuesto, pero como el bar que me ha quedado por ver (el Bukowski) los dejaremos para otras ocasiones.
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