No me volveré a extender en las virtudes del restaurante de Madrid Viva la vida. Como siempre, la costumbre hace al animal, y por eso yo visitaba el que quedaba justito al lado de mi casa, en la calle Huertas. Pero su hermano en La Latina, aparte de la oferta gastronómica ofrece suculentos incentivos como el salón que se muestra en la foto. Está en el sótano, lleno de cachivaches y repleto de una decoración tirando a mediterránea que se agradece en lo más crudo del crudo invierno.
El local es amplísimo e invita a pasar allí un buen rato. Eso sí, las cervezas ecológicas no suben tanto como las normales. Vaya...
Sin más, que vayáis cuando podáis, porque reponer fuerzas allí y luego "coctelear en pleno latineo" es una de las grandes opciones en esta ciudad de locos.
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