jueves, 27 de marzo de 2008

Eus' Tavern

La mejor música de Zaragoza se escucha en La Taberna del Holandés. Esto es un hecho. Absolutamente indiscutible. Más desde que su dueño, mi amigo Eus Barrera, ha habilitado un espacio - bajo el epígrafe de Jam Session - donde los DJ's que quieran pueden ir a marcarse una buena pinchada. 

El bar, con más historia que muchos de nosotros, está en manos del amigo Eus desde hace casi 20 años. 20 añazos en los que se ha escuchado allí de todo, desde Manhattan Transfer hasta Al Jarreau, pasando por George Thorogood & the destroyers o los FFF. Y es que en el bar de Eus se escucha una música única en la ciudad. Yo mismo, muchas veces, arramblo con los Doors, ZZ Top o, porqué no, incluso New Order. Todo depende del día, el estado de ánimo y un montón de cosas más. Realmente se disfruta cuando ponemos un temazo, como es el caso del Rio de Janeiro de J.J. Cale, nuestro favorito. 

El enclave es idóneo para una fiesta en buena compañía, con paredes, suelos y techos de madera hechos por el propio Eus, adornados con algunos pósters de películas emblemáticas. Las luces bajas y el trato exquisito de Eus y Chus, su mujer, hacen de La Taberna un sitio donde tomarte unos copazos de infarto - los cubatas mejor servidos de Zaragoza y a unos precios inmejorables - mientras suena una muestra de la mejor música que encontrarás en los alrededores. No pocas veces, se ha levantado de alguna mesa, algún cliente curioso para felicitar por la música y preguntar de dónde la ha sacado el amigo Eus. Además, su especialidad son los quemadillos de ron, que además de estar de toma pan y moja, más de una  vez me han quitado un catarro. A todo, esto, hay que sumarle que en verano tiene una terraza estupenda además de muy tranquila, donde se pasan las horas volando.

La Taberna del Holandés está en la calle Supervía con Cosme Blasco, cerca de la plaza San Francisco y cerca tiene el Botín, un sitio donde los bocadillos y las ensaladas son para darte con un canto en los dientes. Así que, para todo el que quiera, ya sabe que no tiene excusa para no pasarse. 

Y sí, a más de una rata es fácil encontrarnos allí, disfrutando en incluso echando una mano al otro lado de la barra. 

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