martes, 8 de abril de 2008

Almorzar en Embajadores


La  costumbre la instauramos Alberto y yo hace mucho, en los tiempos en que El Castaña campaba a sus anchas junto a nosotros por los antros de Malasaña. Los días jodidos empezábamos en Huertas y rematábamos en sitios tan decrépitos - que sigo frecuentando - como el Taboo (la mejor opción para quien se encuentre en Madrid a las 3 de la mañana y quieras saber lo que es realmente duro). Después, había que almorzar. Una pequeña costumbre que yo traje de Zaragoza. Me llevaron al San Ginés. Un chocolate con churros a las 6 de la mañana no es ni siquiera una opción considerable para un maño. Alberto, por aquel entonces, vivía al ladito de Embajadores y me dijo: "hay un sitio de taxistas que podría ser lo que buscas". 

Cuando entras en el Hinojar, sabes que estás en primera división. Juegas entre campeones. Lo mejorcito del submundo de la noche está allí: Gente muy pasada, yonkis malasañeros, parejas que saben que no van a follar, abuelos que madrugan, taxistas que acaban el turno y otros que empiezan y locos descerebrados como nosotros que llegan allí y piden unos "Pepitos de lomo con pimientos". Una auténtica delicia a esas horas. 

Por supuesto, la siguiente frase, acuñada por Patxi, no podía ser otra que la oficial del Loro: "¿De beber?" "Ya hemos bebido suficiente".

En cuanto llega el buen tiempo, hay una espléndida terraza que, quienes continuamos la tradición como Ratas de pro, Luque y yo, aprovechamos con descaro. Más de un gran encuentro entre cervezas robadas y buitres - literales - han acompañado esos amaneceres en Embajadores. 

"Hinojar. La casa del jamón" está al principio del Paseo de las Acacias, justito lindando con la glorieta de Embajadores. Abre como a las 5 de la mañana y es un auténtico paraíso en una ciudad donde salir no sólo es un coñazo, sino que se está convirtiendo - cada vez más - en un pecado.

P.D.: Otro de los sitios recomendables de Embajadores, sito en la misma glorieta, es uno cuyo nombre no recuerdo donde puedes tomarte UN POLLO para almorzar. Sí, sí, UN POLLO ENTERO, con su salsica y sus patatas. Alberto y yo lo llegamos a hacer un par de veces y eso sí que son costumbres de animal. Igual reto al Luque a una de esas un día de estos...

No hay comentarios: